El preservativo es el método anticonceptivo más conocido y utilizado en
el mundo entero, y si bien este diminuto artefacto es conocido por todos
vosotros, estimados lectores, poco se sabe al respecto de cómo se
fabrican y que cuidados se tiene en dicha fabricación...
Cómo se hacen los preservativos?
El látex y todos sus añadidos se vuelca en barriles, en
los que se sumergen moldes de cristal o cerámica, suspendidos en cintas
transportadoras, que los hacen girar al sumergirse para que el látex los
recubra de forma homogénea. Los moldes se secan y se hunden una segunda vez (e
incluso una tercera) en el látex, para que sean de un grosor suficiente para
evitar roturas.
Los condones se retiran del molde y van a parar a grandes
máquinas lavadoras para eliminar olores, así como residuos que hayan podido
quedar adheridos, patógenos o sustancias alergénicasUn suave cepillo frota el
extremo abierto del preservativo hasta que se enrolla levemente, formando el
reborde que lo hace más fácil de colocar. Una vez dada la forma, los moldes
entran en el túnel del horno, donde se calientan hasta vulcanizarlos.
Después, los condones se retiran del molde y van a parar
a grandes máquinas lavadoras para eliminar olores, así como residuos que hayan
podido quedar adheridos, patógenos o sustancias alergénicas. Una vez terminada
esta fase, los preservativos ya están hechos, y solo queda poner a prueba su
calidad.
Cómo se realiza el control de calidad?
El papel de un preservativo es delicado. Es importante
que no falle, sobre todo en tres aspectos cruciales: que no se rompa, que no
resbale y que no tenga pérdidas.
Para comprobarlo, se realizan pruebas a muestras al azar,
tanto antes de ser empaquetados como después, para asegurar que todas las
unidades que salen de las fábricas cumplen con los estándares de seguridad.
Algunas de las pruebas sirven para asegurar la resistencia
a la tensión del látex. En una de ellas se estira todo lo posible una sección
circular de la zona central de un preservativo, para asegurar que resiste lo
necesario antes de romperse. Con el mismo objetivo, se inflan con aire, como si
fuesen globos, para evaluar su fuerza: si estallan antes de alcanzar un volumen
determinado, se consideran defectuosos.
Para comprobar que no hay pérdidas, se hacen dos tipos de
prueba.
En la primera prueba, los condones se ponen en moldes metálicos y se sumergen
en una solución eléctricamente conductora. Cuando la corriente pasa por esa
solución, alcanza el molde metálico si hay algún tipo de orificio en el látex,
algo fácil de detectar de esta forma. Lo mismo se hace en seco, utilizando una
carga eléctrica aún mayor. Si el látex no funciona perfectamente como aislante,
es decir, si está perforado de alguna forma, se quema o derrite, y esa remesa
se descarta.
En la segunda prueba, los preservativos se llenan de agua, y se observa
si filtran por algún sitio.
Una vez pasados los test de seguridad, los condones están
listos para ser envasados y empaquetados. A partir de los moldes, se enrollan
completamente y se les aplica lubricante, que a la vez ayuda a que se conserven
más tiempo. Esto se hace justo antes de colocarlos entre dos láminas de papel
metalizado y sellarlos en su interior. Esto los mantiene a salvo tanto del aire
como de la luz ultravioleta, que pueden deteriorar los preservativos. En el
envase también se imprime una fecha de caducidad, que tiene que estar dentro de
los cinco años siguientes a la de producción.
Condones Billy Boy. Alemania.
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